Hacia la salud basada en valor: el reto de la coordinación

La agenda de salud basada en valor se está imponiendo en Colombia. En el foro de la OES en Cartagena (Mayo 29 al 31) se repitió y se reforzó el concepto de principio a fin, desde los prestadores, hasta los aseguradores y gobierno. Qué se entiende por valor en este marco conceptual? Como lo señalaron Michael Porter y Elizabeth Teisberg en su clásico libro de 2006 (Redefining Health Care), valor se entiende como los resultados en salud por cada dólar utilizado. Ya lo habíamos visto en el foro de la OES en 2011 cuando Scott Wallace, quien había trabajado de la mano de Elizabeth Teisberg en la década pasada, nos ilustró estos conceptos y sus interesantes aplicaciones. Hoy, ocho años después, es reconfortante ver que instituciones pioneras del país hablan de crear valor como algo natural.

Pero una cosa es hablar de crear valor y otra es hacerlo realidad. Porque para lograr los mejores resultados en salud se requieren tres condiciones necesarias: 1) que los modelos de prestación se organicen por condiciones médicas y sus comorbilidades principales; 2) que se midan estos resultados en salud y sirvan como jalonadores del mejoramiento; y 3) que se cobije el ciclo completo de atención de dichas condiciones médicas.

Estas tres condiciones son un reto enorme en un sistema fragmentado como el de Colombia. La fragmentación de la atención es tanto una causa como una consecuencia de las modalidades de contratación. Es causa porque la mediana y alta complejidad del sector prestador privado se había basado desde mucho antes de la Ley 100 en el pago por servicio (mal llamado “pago por evento”), y cuando llegaron las EPS a contratar estos servicios lo hacían bajo esa modalidad. Y es consecuencia porque las EPS se acostumbraron a esa modalidad de contratación bajo el supuesto de que ellas mismas ejercerían la función de coordinación entre los diferentes escenarios de atención y disciplinas del conocimiento y a lo largo del ciclo de atención.

Este supuesto de coordinación no se cumplió y en muchos casos la misma EPS que trata de ejercer la función de coordinación termina por hacer más fragmentado el proceso de atención, generando mayores cuellos de botella y dejando más cabos sueltos en dicho proceso.

Cuando los prestadores entran en la agenda de la salud basada en valor, es vital que esta función de coordinación funcione sin interrupciones. Es por esta razón que me atrevo a asegurar que el reto más importante para poder generar valor en condiciones médicas que involucran dos o más prestadores, es coordinar el proceso de atención a lo largo del ciclo de atención. Sin duda hay otros retos también muy importantes a los que me referiré después, pero el enfrentar el reto de la coordinación está generando cambios fundamentales en los roles del prestador y del asegurador, que sin duda beneficiarán al paciente con mejores resultados en salud.

RAMON ABEL CASTAÑO

Melissa Uribe AngelComentario